La Casa Matusita: Un Misterio Impregnado de Tragedia y Maldición
En el corazón de Lima, entre las avenidas Garcilaso de la Vega 1394 y España 218, se encuentra la enigmática Casa Matusita, un lugar que evoca miedo y fascinación. Aunque fue restaurada en 2016 debido a su deterioro estructural, la casa sigue siendo objeto de inquietud y curiosidad.
El nombre “Matusita” proviene del negocio de ferretería y tuberías que ocupó su primer piso desde 1950 hasta 2005. No obstante, la leyenda de la Casa Matusita comenzó hace más de 270 años, entrelazada con una tragedia impactante.
En 1754, la Santa Inquisición tomó prisionera a Parvaneh Dervaspa, una mujer de ascendencia persa y sanadora de enfermedades incurables, acusándola de brujería. Se cuenta que esta mujer, condenada a morir en la hoguera, escondió a su bebé en la casa para que su amante pudiera rescatarlo antes de su ejecución. Sin embargo, un trágico giro del destino acabó con sus planes: la casa fue incendiada con el bebé dentro, llevando a la bruja a lanzar una maldición en sus últimos momentos.
Durante el siglo XIX, una familia japonesa habitó la casa, marcando así el inicio de una serie de eventos perturbadores. Se rumorea que voces y sombras incontrolables llenaban la casa, llevando al padre de familia a la locura y a su muerte a manos de sus empleados.
Otra versión habla de infidelidad y asesinato
Cuenta la leyenda que una familia de japoneses remodelaron la casa y se instalaron allí en 1873. Un día el padre llegó a su vivienda y encontró a su esposa con su amante. Los celos y la ira lo invadieron y terminó acribillando a los dos, los descuartizó y tiró trozos de los cuerpos en varias partes de la casa.
Al atardecer, sus hijos llegaron al recinto y quedaron aterrados con el macabro escenario. El asesino también terminó con la vida de sus herederos. Al darse cuenta de lo que hizo, él también acabó con su vida.
La casa se encuentra misteriosamente abandonada desde hace muchos años. La mayoría de transeúntes no se detienen al verla; sin embargo, hay curiosos que se quedan observándola un momento, imaginando lo que pueda acontecer dentro para tratar de comprobar si todo lo que se dice es cierto.
Ventanas tapadas con maderas, un techo lúgubre y sucio y la puerta de ingreso muy bien cerrada, como advertencia de que si alguien ingresa cosas terribles pueden pasar. Junto a la entrada están unos indigentes y vendedores ambulantes que custodian sin querer el ingreso, como si fueran fieles guardianes de los habitantes de la noche.
Muchas historias se han tejido alrededor de esta casa, las cuales solo han alimentado el misterio y enigma de este lugar limeño. Hoy en día, la Casa Matusita permanece deshabitada y cerrada, infundiendo temor en aquellos que se aventuran a adentrarse en su misterio. ¿Qué hay de verdad en esta leyenda? ¿Te atreverías a pasar una noche en La Casa Matusita y descubrirlo por ti mismo?