Los cuentos de Navidad para los niños nos recuerdan a mayores y pequeños valores como la generosidad, el compartir con los que tienen menos que tú. Lecciones muy importantes para el resto del año.
Cuentos de Navidad – El regalo de María
María era una niña que vivía con su padre en una cabaña alejada de la gran ciudad. Su padre era leñador y la niña lo ayudaba cuando no estaba en el colegio. No obstante, aunque sabía que debía ayudar a su padre, no le gustaba.
Quería ser como una de las niñas ricas que iban a su colegio. Quería usar los mejores vestidos y cada vez que se acercaba la Navidad, pedía muchas cosas a Papá Noel.
Sin embargo, María nunca había recibido un regalo de Navidad. Su padre le había explicado que los regalos no eran lo más importante, sino más bien que se trataba de una época para disfrutar en familia y pasar tiempo juntos. Además, tampoco tenía dinero para comprar regalos. María lo entendía, pero en el fondo sufría mucho porque también le habría gustado fanfarronear con sus amigas sobre los regalos que había recibido por Navidad.
Cuando llegó Nochebuena, María preparó la cena y ya estaba a punto de irse a la cama cuando oyó un ruido en la puerta de la casa. Salió disparada con una linterna, llena de ilusión pensando que sería Santa con un regalo para ella, pero lo que encontró fue una lata vieja. Cuando miró en su interior del objeto, descubrió a un gatito que lloraba sin césar. La niña se acercó, lo cogió en brazos y lo llevó junto al fuego para que se calentara.
Cuando pasaron las vacaciones de Navidad y le tocó regresar al colegio su alegría era tan grande que no cabía en sí de la emoción. Mientras todas sus compañeras hablaban de los regalos que les había traído Santa Claus, sintió pena por ellas. Se pasó todo el día pensando en lo que estaría haciendo Michón, como había llamado a su nuevo amigo, y comprendió finalmente a lo que se refería su padre cuando le explicaba que la Navidad no se reducía a los regalos. Entonces tuvo claro que quería a Michón y a su padre, y que vivir en el bosque era uno de los mayores regalos de su vida.
Niña en navidad.
Cuentos de Navidad – La bolsa milagrosa
En vísperas de Navidad, un profesor decidió asignar una tarea diferente a sus alumnos. Así que al terminar la clase les dijo: “la Navidad es una época especial, un momento que invita a compartir. Por tanto, no les pondré deberes, les propongo que lleven la alegría navideña a tantos niños como puedan”.
El grupo de niños decidió cumplir con la tarea que les había asignado su profesor. Los pequeños no sabían qué hacer para alegrar a otros niños durante la Navidad, pero a uno de ellos se le ocurrió comprar algunos regalos para los niños de un hospital cercano. Pidieron dinero a sus padres, compraron algunos regalos, los envolvieron y colocaron dentro de una gran bolsa.
En Nochebuena se disfrazaron de Papá Noel y, entonando villancicos, se dirigieron al hospital, donde estaban los niños enfermos. Grande fue la sorpresa del grupo de estudiantes cuando al llegar, vieron una sala llena de pequeños. Esperaban encontrar a una docena de niños, pero en realidad había casi el doble. Se quedaron desconcertados porque no habían comprado suficientes regalos para todos.
Los estudiantes disfrazados de Santa Claus decidieron repartir los regalos entre los más pequeños y explicar a los mayores lo que había sucedido. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que, cada vez que buscaban dentro de la bolsa, aparecía un nuevo regalo. Así, gracias a la magia de la Navidad, ningún niño se quedó sin juguete.
Niños en navidad.
Cuentos de Navidad – Las brillantes arañas de Navidad
El hogar se había vuelto a inundar con el espíritu navideño, el olor a pan dulce y turrones impregnaba el ambiente y los colores chispeaban por doquier. La madre se había encargado de que ese año la casa estuviera reluciente para la celebración. Ella limpió con esmero hasta el último rincón del hogar, de manera que no haya restos de polvo o suciedad.
Sin embargo, en su afán de limpieza había roto unas minúsculas telarañas que hacía años formaban parte del salón y daban refugio a unas pequeñas arañitas que disfrutaban en especial de aquellas fechas. Al ser despojadas de su hogar, las arañitas no tuvieron más remedio que huir desoladas hacia un rincón oscuro en el ático.
A medida que se acercaba la Navidad, el sentimiento festivo se apoderaba aún más de aquel hogar, y una tarde toda la familia se dispuso a decorar un inmenso árbol. La madre, el padre y los dos hijos colocaron los adornos navideños y luego se fueron a dormir.
Mientras tanto, las arañitas lloraban desconsoladamente porque se iban a perder la mañana de Navidad, cuando los niños abrían sus regalos. Cuando parecían haber perdido toda la esperanza, a una de las arañas más viejas y sabias se le ocurrió que quizá podían ver la escena escondidas en un pequeño orificio del salón que solo ella conocía.
Todas estuvieron de acuerdo y de manera silenciosa salieron de su escondite para llegar hasta la pequeña grieta del salón. Antes de llegar fueron sorprendidas por un gran estruendo y corrieron hacia el árbol navideño buscando refugio para que no las descubrieran.
Era Santa Claus que intentaba entrar por la chimenea. Al acercarse al árbol para dejar los regalos, le resultó simpático ver aquellas pequeñas arañitas repartidas por cada rama, detrás de las decoraciones más bonitas. Entonces, decidió usar su magia y convertir a las arañas en las largas cadenas luminosas, que hoy conocemos como guirnaldas.
Arañas navideñas.
Cuentos de Navidad – El árbol de Navidad
La mañana de Navidad, Sofía se había despertado muy temprano. Estaba tan entusiasmada que prácticamente no durmió. Por la tarde, iría con su padre a buscar un árbol de Navidad para colocarlo en el salón y adornarlo con luces de colores y algunos detalles que ella misma había diseñado. Era la primera vez que su padre le permitía acompañarlo a recoger el árbol en la tienda, y eso significaba que ya era mayor. Así que Sofía se sentía muy feliz.
Salieron de casa muy temprano y al acercarse al vivero, el frío se empezó a hacer más intenso: cientos de árboles colocados en hileras esperaban por una familia que les acogiera esa Navidad. La mano de su padre la mantenía a salvo del frío de esa tarde de diciembre y le hacía sentir segura, pero no podía evitar sentir un poco de miedo.
Nada más cruzar la puerta, se acercó un señor muy amable para atenderlos. Con la pala en mano, les pidió que lo siguieran hasta donde estaban los árboles. Les preguntó cuál querían y seguidamente, empezó a cavar para sacar a aquel pequeño pino de su entorno. Sofía no pudo evitar sentirse muy triste y comenzó a llorar desconsoladamente. Por mucho que su padre intentó calmarla, no lo consiguió. Su exasperación fue tal que regresaron a casa sin el árbol de Navidad.
Nada calmaba a Sofía. Se pasó el resto de la mañana y toda la tarde llorando en su habitación. Cuando se calmó, fue donde su padre y le preguntó por qué le hacían eso a los árboles. Su padre intentó explicarle que se trataba de una tradición y que los habían sembrado con ese objetivo, que esa era su misión en la tierra. Al escuchar eso, la tristeza de Sofía se transformó en ira y le dijo:
– ¿Su misión? ¿Y cuándo esos árboles decidieron que esa sería su misión?
Nada de lo que dijo su padre la convenció. La decepción que invadió a la niña la llevó a encerrarse en su habitación y solo salía para comer.
Una tarde, cuando su padre ya no sabía qué más hacer, Sofía lo llamó y le pidió que fuera a su habitación. Al entrar descubrió que la niña había diseñado un árbol navideño precioso, y lo había hecho con objetos que tenía en su habitación.
– ¿Papá, ves cómo podemos tener un árbol de Navidad precioso sin dañar a esos pobres pinos?
Su padre la abrazó con ternura y comprendió cuán equivocado había estado. Aprendió la lección que le dio su hija y a partir de ese año, cada Navidad padre e hija organizaron un taller de manualidades para que todos los niños del barrio diseñaran su propio árbol de Navidad y los pinos pudieran seguir creciendo.
Cuento: El árbol de navidad.