La leyenda del Diablo de la Catedral de Arequipa Perú
El Diablo de la Catedral de Arequipa es una leyenda popular que cuenta la historia de un demonio que fue derrotado por Dios y convertido en una escultura de madera. La escultura se encuentra en la catedral de Arequipa, Perú, y es una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad.
La leyenda cuenta que el demonio era un ser poderoso que vivía en el subsuelo de Arequipa. Un día, el demonio decidió desafiar a Dios y conquistar el mundo. Dios se enojó con el demonio y lo mandó a la tierra para que viviera entre los humanos. El demonio se escondió en la catedral de Arequipa y comenzó a atormentar a los feligreses.
La Catedral de Arequipa estaba en construcción. Los albañiles y trabajadores se esforzaban día y noche para levantar esta majestuosa iglesia, pero algo extraño comenzó a suceder.
En la oscuridad de la noche, los trabajadores escuchaban ruidos inquietantes provenientes del interior de la catedral. Se decía que eran risas malévolas y susurros siniestros. Algunos albañiles afirmaban haber visto una sombra oscura moviéndose por los rincones de la iglesia, acechando en la penumbra.
El temor se apoderó de los trabajadores, y muchos comenzaron a creer que la catedral estaba maldita o habitada por alguna entidad maligna. Las historias se esparcieron por la ciudad, y la gente comenzó a referirse a esta misteriosa figura como “El Diablo de la Catedral”.
A pesar del temor y las supersticiones, la construcción de la Catedral continuó. Pero el Diablo de la Catedral seguía haciendo su presencia sentida. Algunos albañiles afirmaban que sus herramientas desaparecían misteriosamente, mientras que otros decían haber sentido una presencia inquietante en los rincones oscuros de la iglesia.
Un día, un sacerdote llamado Juan de Dios decidió enfrentarse al demonio. El sacerdote rezó a Dios y le pidió que le diera la fuerza para derrotar al demonio. Dios escuchó las oraciones del sacerdote y le dio un libro mágico. El sacerdote abrió el libro y leyó una oración que hizo que el demonio se encogiera de miedo. El demonio intentó escapar, pero el sacerdote lo encerró en la escultura de madera.
La escultura del Diablo de la Catedral de Arequipa es una representación de la victoria de Dios sobre el mal. La escultura es un símbolo de esperanza para los creyentes y una advertencia para los pecadores.
Fue colocado en 1879 y hasta ahora no deja de sorprender la presencia de la encarnación de la maldad en un lugar cristiano. ¿Qué diablos hace en la Catedral?
Historia – ¿Pero cómo llegó el diablo a este lugar?
Francisca Javiera Lizárraga de Álvarez Comparet, años antes de su muerte ocurrida en 1867, ordenó en su testamento que su casa fuera vendida para que con ese fondo se done un púlpito a la Catedral. Por aquella época, la población solía donar dinero u elementos religiosos para recuperar parte de los tesoros, piezas litúrgicas e implementos que el templo perdió en el voraz incendio de 1844. La propiedad se vendió a 6 mil 27 pesos.
En el libro de actas del Cabildo Eclesiástico (1877) se detalla que tuvieron que pasar un periplo para buscar al artista que se encargue de construir esta obra de arte. Buscaron en Arequipa, Lima y Cusco, las tres ciudades donde destacaban los maestros en estas artes, pero no encontraron al adecuado. Así que decidieron extender esta labor en Francia, encargando la función al ministro plenipotenciario del Perú en dicha nación, Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, arequipeño proveniente de una familia muy conocida en la tierra del Misti.
Hasta que logró encargar la construcción de esta obra religiosa en el taller de Charles Buisine – Rigot, ebanista y escultor de la ciudad francesa de Lille. Este artista construyó importantes esculturas, altares, paneles en iglesias como Saint Maurice, Saint Etienne, Saint Michel, Saint André y Sainte Catherine.
Alrededor de 15 meses les demoró a los artesanos franceses acabar con esta obra que costó 25 mil francos. Se desconoce quién ordenó que se tallara al demonio en la base. De todos modos, las 16 cajas conteniendo las piezas del púlpito arribaron al puerto de Mollendo, en 1879, cuando en el país ya había comenzado la Guerra del Pacífico ante los chilenos. El diablo llegó en tiempos de turbulencia.
El historiador Víctor Benavente detalló que el artista Mariano Lorenzo Bedoya y un equipo de artesanos y carpinteros como Dámaso de Romaña, se encargaron del armado de las piezas del púlpito de madera, con la asistencia del cónsul de Francia, Eduardo Posignon, quien debió traducir el manual al castellano.
Fue el 16 de diciembre del mencionado año, cuando al fin se erige la polémica obra que tiene como principal atractivo al demonio, la encarnación del mal y de lo opuesto a los mandamientos que dicta la iglesia. Desde esa fecha el diablo “vive” en la Catedral y se “resiste” a salir de ella.
Dante Zegarra López, investigador de la historia religiosa en Arequipa, apuntó que la representación del diablo no significa una apología a lo oscuro, sino todo lo contrario. Lo que muestra es el triunfo del bien sobre el mal, la caída y sometimiento al maligno con la fuerza que ejerce Dios.
La de Arequipa es quizás la única Catedral en el planeta que tiene al demonio adentro. No obstante, existen pinturas e imágenes que también grafican a un ser maligno vencido por la divinidad.
Su presencia durante más de un centenar de años inspiró varias historias, como la de doña Mariquita, una dama entrada en años, a quien se le habría aparecido el mismísimo demonio del templo. E incluso, hace poco en el mapping realizado por la Municipalidad Provincial, se inspiraron para la representación de una lucha entre el ángel maligno contra el Tuturutu, estatua de la pileta de la Plaza Mayor.
Hace 136 años, el diablo de madera está condenado a oír misa todos los días, por su atrevimiento. Está rodeado de las divinidades, de los santos, de las vírgenes celestiales, escucha los sollozos de la gente, sus súplicas y rezos y está destinado a no liberarse del castigo. Don diablo vive en la Casa de Dios.